Por no hacernos sentir ridículos con poses raras.

Por estar en mil sitios a la hora.

Por la confianza.

Porque cuando vi las fotos, ya me dio igual el excel con todos los gastos.

Porque llovió más que en la India en pleno monzón y nos dijisteis que así la luz era más mágica, y madre mía que fotos.

Por tratar tan bien y con tanta sutileza todo lo importante.

Por vuestra discreción.

Porque te recomendamos a unos amigos y aún nos dan las gracias, después de 3 años.

Por enseñarnos lo que nuestros ojos no pudieron ver.

Por ir sin prisas.

Por entendernos desde el minuto 0.

Porque no hay día que en el descanso del trabajo mire las fotos en el iphone, y me sienta mejor.

Por hacerme sentir Rania de Jordania con el vestido que uso mi abuela en su boda

Por evitar el perfil que te dije que era el “malo”

Por esa foto que va directo a lo más hondo, ahora que ya no esta.

Por el trato tranquilo y amable.

Porque aun siendo la pareja más tímida del barrio en las fotos nos vemos perfectos.

Porque tus fotos son nuestro pequeño tesoro, el que dejaremos a nuestras hijas y nietas.

Porque no hubiésemos podido escoger mejores fotógrafas

Porque en medio de todo el caos Estabais ahí transmitiendo tranquilidad y eso se refleja en todas las fotos, como si hubiera sido la boda perfecta,  y madre mía sabemos que no lo fue, shhhhh. Por no decir nada de más, ni nada de menos.

Por que cuando llegó el desmadre, vosotras lo convertisteis en una fiesta, y qué fiesta!

Por todos los domingos que aún sacamos el álbum y nos reímos y también lloramos.

Por saber escuchar.

Por cumplir.